Por: Ciudadano Anónimo.

México es uno de los países con el nivel más alto de impunidad y esto se debe a que el sistema de justicia penal es poco confiable, eficiente y corrupto, pues la probabilidad de que una persona reciba su castigo es muy baja y más aún cuando son funcionarios públicos, políticos o personas con poder.

Aunado a esto también tiene que ver la inoperancia de las autoridades responsables de garantizar un debido proceso a quienes son inculpados y de proteger integralmente a las víctimas, dando como resultado que, de acuerdo con diversos estudios realizados por organizaciones civiles, en promedio el 98.5% de los delitos cometidos en México no sean adecuadamente investigados ni sancionados.

Recientemente hemos visto en varias páginas informativas el caso de Jorge Iván Ávila, estudiante de preparatoria quien fue víctima de una golpiza por varios jóvenes entre los cuáles “se dice”, se encontraba el hijo del gobernador David Monreal Ávila y cómo consecuencia de este acto, fue degradándose su salud hasta provocarle la muerte, aunque el titular de la (FGJE) Francisco Murillo Ruiseco haya argumentado que murió por “una intoxicación con medicamentos por anti rítmica”, la cual aún no se ha comprobado científicamente.

Lamentablemente, no es la primera vez que se ve envuelto el hijo de un político en un acto delictivo y es muy frecuente que se abuse del poder y dinero que se tiene para evitar ser sancionados y se aplique todo el peso de la ley, y para ello se valen de artimañas, actos ilícitos y arreglos que los ayude a borrar evidencia que los involucra en dicho delito.

Por este tipo de acciones las familias afectadas ya no creen en la ley y mucho menos en la impartición de justicia, además de que las víctimas se ven amenazadas si llegan a presentar la denuncia.

No importa en qué sector o clase nos encontremos, pertenecemos a un sistema viciado y corrupto, donde el acceso a la justicia es desigual y no garantiza que todas las personas tengamos el mismo derecho para resolver cualquier conflicto y sobre todo donde el peso de la ley no aplica de forma igualitaria.

Es por ello que a la mayoría de los ciudadanos nos causan impotencia e indignación ver este tipo de injusticias, en donde se percibe que algunas vidas tienen más valor que otras y donde al final nada se resuelve y muy pocas veces se sanciona a quien comete un acto ilícito.

Por lo pronto esperamos que el caso de Jorge Iván se resuelva con debida transparencia y se castigue al verdadero responsable.